Nadie puede dudar de que la primavera sea la mejor época para un fotógrafo de naturaleza, y más para alguien que se quiera introducir en este mundo de la fotografía en el medio natural. Es verdad que otras épocas como el otoño, nos ofrece paisajes únicos, pero la primavera muestra a las especies animales y vegetales en su mejor momento para ser inmortalizadas. Las plantas empiezan a florecer, las mariposas llenan nuestros campos de color, los reptiles se preparan para comenzar su actividad después de su largo letargo y las aves se visten con sus trajes de gala, volviéndose los machos muy osados delante de nuestro objetivo. Hay mucho donde elegir, pero si hubiera que escoger un grupo protagonista de la primavera, elegiría las orquídeas silvestres. Además de su belleza y sus colores, son muy buscadas por su temporalidad, ya que solo florecen en determinadas épocas, la mayoría entre los meses de marzo y abril, según la fenología de cada especie. Esto se debe en parte a la xericidad (escasez de lluvias) estival propia del clima mediterráneo, que lleva a estas plantas a desarrollar una estrategia de latencia durante las épocas menos favorable del año. También la floración de cada especie va asociada al pico de mayor actividad del insecto polinizador. Cada género de orquídeas utiliza un método de polinización, lo que hace utilizar determinadas triquiñuelas para conseguir ese fin.
Cuando pensamos en orquídeas se nos viene a la mente las tropicales o las ornamentales, con su gran tamaño y colores vistosos. En nuestra región mediterránea, la mayoría de las especies suelen ser bastante pequeñas, a excepción de algunas como Himantoglosum robertianum, la orquídea gigante, que cuenta con un tamaño considerable de hasta un metro de altura. Esto es una excepción, y la mayoría de las que podemos encontrar rondarán entre los 20 y los 40 cm de altura, por lo que primero tenemos que hacernos de un equipo adecuado para ello. Un objetivo macro, un paraguas traslúcido, un disco reflector y unas rodilleras (creedme lo que os digo) serán unos buenos compañeros de viaje por la botánica más colorida.

El género Ophrys , o el género de las abejeras es uno de los más comunes pero a la vez más fascinante. Estas orquídeas se podrían llamar “superespecialistas”, ya que han evolucionado para llegar a imitar a la perfección a la hembra de una especie concreta de abeja. Este engaño sexual es tan perfecto en algunas especies en Ophrys speculum (Espejo de Venus) que causa en los machos de la abeja solitaria Dasyscolia ciliata un auténtico frenesí.

Para captar a estos polinizadores hay que armarse de otra herramienta y quizás la más importante para los fotógrafos de naturaleza, la paciencia. Además habrá que realizar un trabajo de campo previo para localizar una buena población de orquídeas, a los insectos y comprobar cuando tendremos las mejores condiciones de luz.
Otro de los géneros más buscados es Orchis (significa testículo, llamado así por la presencia de tubérculos subterráneos). Éstas orquídeas se caracterizan por un mayor número de inflorescencias que el género anterior, y generalmente mayor tamaño, por lo que nuestras articulaciones sufrirán un poco menos. Utilizan un método polinizador diferente, el engaño alimenticio, haciendo creer a los insectos que van a obtener alguna recompensa en forma de néctar… pobres ilusos.

Aunque las auténticas joyas de la corona son los híbridos naturales los más buscados por los fotógrafos, que se producen cuando el polinizador tiene un “desliz” con otra especie por error o por confundir con una especie rival. Estos híbridos poseen caracteres de los padres, a los que normalmente encontraremos relativamente cerca, y dan lugar a formas y colores únicos, aunque no le servirán para la polinización ya que son estériles.

La fotografía digital ha popularizado la fotografía en el medio natural y ha hecho posible que todos tengamos acceso a ella. Las redes sociales hacen una labor muy importante de divulgación y ayuda a que los que se inicien en ella tengan contacto directo con profesionales o aficionados experimentados. Las orquídeas silvestres son un buen modo de iniciarse y adentrarse en un mundo donde las posibilidades son ilimitadas.
Os dejamos un gif de elaboración propia donde podéis ver a la abeja antes mencionada en pseudocópula con un ejemplar de Ophrys speculum.

Este artículo fue publicado en junio 2015 por la revista de divulgación científica Esfera Magazine.
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